lunes, 13 de julio de 2009

EL HUMANISMO

Qué es el humanismo
El humanismo es la doctrina, el movimiento cultural y la actitud de basar la formación humana en todo aquello que al hombre lo hace más "humano", pretendiendo educarlo según un ideal de hombre que acerque a éste lo más posible al hombre ideal.El humanismo, pues, pretende sintetizar todo aquello que constituye "lo esencial humano", haciendo que configure al hombre en su entendimiento, en su voluntad, en sus sentimientos, en sus gustos, en sus tendencias y en sus preferencias.El humanismo surgió en Grecia con Sócrates, cuando éste orientó la Filosofía a ocuparse en los temas del hombre (el conocimiento racional de la verdad y la Ética). Originó la paideía como teoría y práctica de la educación de los griegos según un modelo humanista (que implicaba también una educación cívica y una educación estética). Sócrates (s. IV a.C.) propagó esta paideía por toda Grecia, y luego este ideal educativo pasó a Roma: Cicerón tradujo este término por humanitas, y de aquí viene "humanismo" y "humanidades".Este humanismo clásico grecorromano fue reavivado en Europa en los ss. XIV-XVI por el humanismo renacentista. A través de éste, el humanismo se convirtió en la base de la cultura occidental que tradicionalmente ha inspirado la educación europea. En el s. XVIII, esta base se completó con el humanismo de la Ilustración y, luego, con el humanismo del neoclasicismo alemán, expresado en su teoría de la Bildung (o formación). Esta última, cifra el ideal de la formación humana en los siguientes rasgos: conocimientos extensos, profundización en los temas, conciencia de lo fundamental, comprensión del mundo y de sí mismo, buen nivel de aptitud, armonía entre la vida intelectual y la vida práctica, presupuestos éticos y gusto estético.Hay distintas clases de humanismo, emergidas de las correspondientes distintas concepciones de hombre: el humanismo cristiano, el humanismo marxista, el humanismo personalista, el humanismo anarquista, etc. Cada una de ellas puede hacer alguna aportación interesante para un humanismo integral, que es el que cada uno de nosotros podríamos y deberíamos adoptar.A comienzos de los años de 1970, Edgar Faure propuso el humanismo científico, que al humanismo tradicional le añadía elementos adaptados a las características y necesidades de la sociedad post-industrial. Este tipo de humanismo es muy válido también para la nueva "sociedad del conocimiento", y es el que nosotros recomendamos.
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Las tres grandes tesis de la Pedagogía Humanista
1) La acción educadora ha de estimular, guiar y corregir al educando La Pedagogía Humanista parte de una visión realista de la naturaleza humana y entiende que ha de dejar desarrollarse libremente los aspectos positivos del educando pero, en cambio, ha de intervenir activamente para impedir que lo hagan los aspectos negativos (defectos de carácter, pasividad, agresividad, egocentrismo, etc., según los casos). Esto supone, por un lado, la guía y orientación concretas al educando, para lo cual el educador ha de estar provisto de una cierta autoridad. Por otro lado, supone una intervención correctora en el educando, para lograr que su conducta sea la adecuada. Se entiende que la autoridad educadora bien ejercida, lejos de impedir la libertad del educando, contribuye a que ésta aparezca y se consolide dentro de los límites en que ha de ser ejercida. Uno de los medios de educación es la coacción estimuladora. Se considera que las pequeñas frustraciones ocasionadas en el niño por este tipo de educación no lo perjudican psicológicamente y, en cambio, forman su carácter y lo prepar an para la lucha por la vida.2) Hay que ir habituando al niño a un trabajo intelectual sistemático y sostenido En los niños pequeños, la ley de su vida psicológica es la actividad sensitiva, la dispersión mental y el juego. Por lo mismo, los métodos didácticos apropiados para ellos son los métodos activos y globales.En cambio, la ley del adulto es el trabajo y, cuando éste es el trabajo intelectual, ha de hacerse de un modo sistemático, completo y profundo. Esto supone atención, concentración y estudio sostenido, es decir, un notable esfuerzo mental, hecho bajo la guía y enseñanza de un maestro. Sin esto, no se llega a un conocimiento de calidad. Tal es la consigna -hija de la experiencia- del humanismo. Los niños van creciendo y, poco a poco, se van haciendo adultos. Y, con este mismo ritmo, han de ir pasando del juego al trabajo, es decir, de los métodos activos y globales a un estudio atento, esforzado y perseverante, facilitado por las enseñanzas del profesor y por el estudio de buenos manuales científicos.3) Por encima del relativismo ético y del hedonismo, la educación ha de abrir al educando una perspectiva de valores ideales Bien está la "ética mínima", y por aquí hay que empezar. Pero puede irse más allá, y la educación ha de hacer entrever al educando la excelencia de unos ideales éticos más elevados, y que no basta con un relativismo moral, pues la razón humana intuye unos principios morales absolutos. Y lo mismo dígase de los valores: es cierto que la mayoría de ellos son relativos, pero también puede admitirse y sostenerse que los valores ideales son absolutos. Esto supone el rechazo de unos métodos de educación moral y de educación en valores que están muy en boga, hoy día, por todo el mundo. La Pedagogía Humanista tiene en su programa la formación de la voluntad y del carácter del educando, entrenándolo para una vida activa, diligente y esforzada que, más allá de las satisfacciones personales egoístas, se proponga la realización de valores o ideales superiores y desinteresados.

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